martes, 13 de marzo de 2012

De odiarte... hasta cuando me miras y no dices nada

Te odio... es inevitable, y no te pediré perdón por ello, ni te daré las gracias por aparecer en mi vida hace un tiempo. Te odio, y me gustaría no hacerlo, porque eso sería una señal, una buena señal... Sería que eres completamente indiferente y puedo verte sin que me tiemblen las piernas. Que puedo verte sin querer darte un beso.

Te odio, sobretodo cuando corro peligro a tu lado, sobretodo cuando dices esas cosas que nunca debiste decir, y al día siguiente lo olvidas todo como si nada. Lo olvido como si nada... Aunque a los cinco minutos vuelva todo a mi cabeza y parezca más confuso que la noche anterior cuando mis dos copas de más le daban sentido a tus palabras. Tus palabras y mis copas. Tus sentidos y mis razonamientos.

Te odio, porque somos incompatibles. Te odio porque estamos donde debemos de estar. Te odio por tus miradas sin palabras. Te odio hasta cuando me miras y no dices nada.

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