viernes, 7 de diciembre de 2012

De renovar tu vida

Hace una semana casí decididí romper con todo,y digo "casí", porque si realmente hubiera querido romper con todo, hubiera empezado por alejar cosas de mi vida, y no lo he hecho. Supongo que una mala borrachera una noche de sabado, a veces es muy buena consejera (aunque al día siguiente no puedas levantarte) de saber que necesitas cambiar algo en tu vida. El problema, es cuando nadie parece entenderte; el problema es cuando necesitas a alguien y te das cuenta que todo el mundo está demasiado ocupado con su vida como para prestarte cinco minutos de su tiempo; aunque luego, tu siempre estes en algún lugar cuando seas necesitada.

Creo que nadie pide demasiado cuando solo necesita (digo necesita y no quiere, en señal de que no es puro capricho) cinco minutos de la vida de alguien.

Un "casí " susto fue suficiente para darme cuenta que algo no podía seguir igual. Solo una persona me pregunto en seguida si me había pasado algo, y curiosamente fue de una persona que no me lo quería esperar. Lo demás fueron todo "no ves", o "no es bueno no ..." o cosas varias. Yo simplemente necesitaba algo así como un "Estás bien?" o hubiera válido con un "Estás más tranquila?". La cuestión es que, ese pequeño detalle y el afán posterior por evadirme de las tres últimas semanas de mi vida, desembocaron en un mal final de noche (porque he de reconocer que la cena con la sidra y las risas en compañía, como las noticias disparatadas de las que te enteras; eso formarón parte de una buena noche).

Así que  toda esa vorágine de acontecimientos, fueron señales suficientes para darme cuenta que quería, necesitaba o como preferaís llamarlo "redecorar/renovar mi vida"; y no es que este viviendo una crisis existencial (NO!). El problema, es que aún no he podido contarle este pequeño detalle a una de mis mejores amigas, con la cuál hace bastante que no me tomo cinco minutos y simplemente hablo y me escucha; porque seamos sinceros, el whatssapp es muy bueno para mantener contacto, pero no hay nada como el "face to face" para desahogarte y contar tus penas y miserias, tu alegrias y tus risas. La lástima, es que después de conocerla tanto y de unos desagradables acontecimientos, siento que estamos más distanciadas que nunca y  que no va a ser lo mismo (quizás solo necesito que me diga que todo está bien), pero lo cierto es que solo ella sabe mis secretos más oscuros, y echo de menos nuestras conversaciones.

Lo dicho, necesito redecorar mi vida, aporta cosas nuevas; y no me vendría mal que alguien de mi enterno más cercano, por una vez me mirara y me entendiera, aceptara por una vez un "no" de mi parte y se preocupara por saber que es lo que necesito. Se preocupara por llamarme un tarde y decirme "Va todo bien?", o simplemente entendiera que mi trabajo me quita demasiado tiempo y que debido a eso, hay veces que necesito hacer determinadas cosas. Que mis negativas no son fruto del capricho, sino de algo más. Que no es agradable tener esa sensación en tu mente y cuerpo que te indica que algo está fallando.

Pero me imagino, que para entender ese comportamiento, hay que fijarse en los pequeños detalles. Considero que son los pequeños detalles los que te demuestran que le importas a una persona, y me imagino que, a veces la ausencia de estos pequeños detalles... Aunque supongo que todos debemos de hacer "examen de conciencia".


jueves, 11 de octubre de 2012

De tener miedo a no intentarlo

Últimamente han pasado demasiadas cosas, desde bodas hasta rupturas sentimentales, a enfados quizás tontos que han llevado a terminar con todo. Todo aquel que me conoce sabe que soy fria y distante por naturaleza; que mi corazón esta cerrado con cadena y una llave que tiré (quien sabe donde)  y que muy de vez en cuando tengo el gusto de recuperar (cosa que no siempre es positiva).

Y en medio de toda esta vorágine de acontecimientos, y esta mañana en mis "cinco minutos más", me ha dado por pensar; aunque sigo siendo fria y distante, estoy en un momento de esos en los que te encuentras más receptiva, más abierta, con más ganas de hacer cosas (a pesar de que tenga mís días y en alguna contada ocasión no se pueda lidiar conmigo). Si, estoy receptiva y quien me lo diría, lo cierto es que tengo ganas de conocer gente, de conocer a ALGUIEN, y no es que este verano recien pasadito no haya conocido a alguien, sino que ese alguien ... Hay ciertas cosas que echo de menos, sensaciones que tengo ganas de volver a experimentar y situaciones que quiero volver a vivir.

Hace tiempo que nadie me da un beso en medio de la calle, sin miedo o sin esconderse, hace tiempo que nadie es capaz de mirarme a los ojos y saber si necesito un abrazo o que me hagan reir. Y ahora me encuentro en ese preciso momento en que lo quiero todo, absolutamente todo. Quiero alguien que venga a buscarme a la puerta del trabajo y sonria cuando yo abrá la puerta, quiero largos paseos o largas conversaciones tumbados en el sofa mientras vemos la tele. Quiero cafés o comidas familiares. Escapadas de fin de semana y llamadas de teléfono. Quiero fotos, miles de fotos y quiero recuerdos que perduren en el tiempo. Quiero una primera cita en la que cuando se acerque la hora tenga tentación de cancelarla y tiempo después me alegre de no haberlo hecho.

Y no me importa si en el camino hay discusiones, enfados tontos y llantos y risas, porque eso será señal de que siento, y si siento, eso será señal de que al menos, estoy viva.

jueves, 20 de septiembre de 2012

De derribar recuerdos


Me ido de vacaciones y he vuelto. Madrid.  La necesidad de abandonar todo este caos durante unos días y tomar cierta perspectiva y la gran pasión por conocer el Museo del Prado fueron los alicientes necesarios para decidir destino. Ni lejos ni cerca, simplemente algo intermedio.  Cinco días con sus cuatro noches y toda mi mente por despejar. Sé que suena a tópico, pero al fin y al cabo para que sirven las vacaciones? Para despejar, despejar y despejar; el alma, la mente, el cuerpo… lo que queráis o como queráis llamarlo.

Así que un jueves 13 de septiembre me levanto bien temprano y marcho hacía Alicante para coger el tren que me llevará destino a Madrid; en mi maleta, un par de pantalones, alguna camiseta y el pijama precioso que me prestó mi madre, que para ser sinceros, hubiera llamado mucho más la atención si hubiera decidido pasar mis vacaciones por la costa levantina (aquellos que me conocen bien, saben exactamente a qué punto de la zona levantina me refiero exactamente). Pero ante la falta de preguntas y la consecuente ausencia de respuestas, el destino elegido fue la capital, Madrid.

Tres horas de camino de ida y tres horas de camino de vuelta, y entre medias mil sensaciones como emoción, alegría, y diversión como cual turista extranjero que visita nuestro país. Reír, gritar, correr, andar… mil cosas que hacer, y mil y una fotos que colgar en cualquier red social como muestra de mis maravillosos y despreocupados días. Y es aquí donde debería de subrayar lo de despreocupados.

Cuando dije despejar mi mente, la intención era despejarla del todo, y me encuentro que mientras por el día andaba ocupada haciendo fotos, visitando museos y recorriendo monumentos, las noches eran todo echar de menos, no echar de menos a la familia, o los amigos… echarle de menos a él, y eso para mí era una total…dejémoslo ahí.

Para ser exactos no sé si era echarle de menos o echar de menos estar con él, la cuestión es que notaba su ausencia. Lo peor de todo, es que esta situación no debería de haber pasado, que mi mente y mi corazón apuntaban en la misma dirección y entendían  a que estábamos jugando… Y sin embargo, ahí está mi corazón, bombeando desde dentro la inminente necesidad de saber de él, la inminente necesidad de querer estar con él. Lo peor, es que tengo la sensación de el muro está a punto de derribarse, y como ya os he contado en veces anteriores, soy especialista en correr tras los casos imposibles.

Supongo que es lo que tiene vaciar tu mente de cualquier contenido cotidiano, que disfruta haciendo tambalear tu existencia para llenarla de contenidos en los que no te habías parado a pensar, pero que en el fondo sabías que ahí estaban. Desde que le conocí una calurosa noche de verano decidí que era imposible que algo entre nosotros funcionara, pero aquí estoy yo, dándole vueltas a mi estúpida mente y buscando la razón por la que seguir en dirección opuesta  a lo que marcan los dictados de la razón.

Debería de hacer como la canción de Zahara, y cambiar de dirección, salir corriendo, y que es hora de volver cada uno a su lugar…. Derribar los recuerdos al fin y al cabo. 

jueves, 16 de agosto de 2012

De dias de agosto.

Jueves, 16 de agosto, 10:52 de la mañana.

Llevo dias dandole vueltas a mi cabeza, sobretodo esos ratos que sabeís que son intimos y personales para mi (de vuelta a casa después del trabajo, o marchando al trabajo)... Me imaginaba que después de la otra noche eso sería inevitable, y sobretodo cuando al día siguientes decides volver a caer... al fin y al cabo es algo sencillamente normal, te gusta -le gustas, atracción y ganas de pasar un tiempo en buena compañia.  Hasta ahi es todo de lo más normal y entendible.

Sin embargo, creo que por mi propia naturaleza masoquista, siempre hay un pero. Y esos peros son los que tienden ha hacerme la vida mas imposible de lo que debería de ser; me conformaría con que mi vida fuera un tanto liviana y no lo consigo. Sigo sin implicarme emocionalmente, pero me aterra en pensar que pasará la próxima vez, quizá porque para mi lo sencillo sería que no existiera próxima vez. Soy consciente que el seguramente estará haciendo su vida, y que no está esperando por llegar y verme la próxima vez. Lo de estar aqui y vernos y estar juntos,  digamos que eso es un efecto colateral de habernos conocido...Pero me conozco y me conocen lo suficiente como para saber que la única que saldrá herida de aquí seré yo... Porque tarde o temprano, me implico en las relaciones que no tienen futuro, sobretodo cuando la parte contraria no tiene sentimiento alguno (aunque mi mejor amiga me diga que algo así puede tener futuro y que "aún" es pronto para que exista algun tipo de sentimiento por parte de él). Prefiero ser más prágmatica y pensar que debo cortar esto de raíz y la proxima vez olvidar que le conozco. Mas aún cuando hace 4 días del ultimo mensaje y ni siquiera ha sido capaz de contestar.

Esto es lo que temia del verano, que un "no tan caballero andante" apareciera y trastocará mi existencia... que hasta ahora transcurria placidamente sin conflictos emocionales entre lo que mi razón y mente dicen y lo que mi agobiante corazón late. Afortunadamente se que volverá a pasar...que pasarán los días y olvidaré que él existe, hasta que un día como otro cualquiera, al llegar a casa del trabajo, me llegue un mensaje diciendo que esta aqui y que quiere estar conmigo.

Hasta entonces, procurare por todos los medios que en  este dichoso conflicto emocional mi mente le gane la batalla al corazón que bombea mi sangre.


miércoles, 8 de agosto de 2012

De engañarnos

Agosto, tres de la tarde, calor sofocante.

Acabo de salir de trabajar, gafas de sol y pensamientos varios. Mis cosas siempre son importantes en ese instante del dia que tardo en llegar a casa. Saco el movil, enciendo en wifi y por arte de magia, tu primer mensaje en dos meses. Al final has conseguido acertar y dar en la diana.

De que estas aqui, te apetece verme, no, te apetece "estar conmigo", de actualizar listas varias e instantes después quedar en un punto intermedio a las once de la noche. Tu llegar tarde con mi cara de tonta. Y mis pensamientos varios con tu cara de ganas. Una cerveza y, besos y arrumacos varios . Minutos después buscamos algo.

Y de nuevo, una rápida espiral. Besos en un ascensor, me agarras de la cintura como si pensarás que me echare atrás y saldré huyendo. Y entonces, como tantas otras veces abres la puerta de ese apartamento que ya me conozco demasiado bien. En medio del pasillo comienzo a besarte y cada vez hay más calor. Desnudez. Esta vez es mas rápido de lo normal. Terminar, levantarme. Tu te acercas al baño y yo me visto rápido. Pantalones y... ¿camiseta donde estas?.

Sales y me ves, lamentando que yo trabaje y tu estes de vacaciones. Que yo madrugue y tu tengas toda la noche por delante. No te miro y tu me miras demasiado. Últimos besos y de vuelta al ascensor. Una pequeña diferencia, esta vez ya sabes donde vivo.


******************************************************************************************************

Es curioso, la última vez me prometi que inventaría alguna excusa para verte y sin embargo, me ha faltado tiempo para no hacerlo. Siempre me he imaginado en una escena de esas mujeres solas, independientes y trabajadoras, de las peliculas americanas esas vestidas de ejecutiva que llegan, cogen y se van, de las que ellos se terminan enamorando poco a poco porque no las pueden tener.

Desde que le conocí me dije que esto no merecía la pena y que no llevaba a ningún sitio y sin embargo, me gusta estar con él. Supongo que porque me implico emocionalmente lo justo y eso es un punto a su favor.

Anoche me dijo algo "trabajo por turnos, por lo que no puedo venir todas las veces que me gustaría"... Y a mi me gustaría saber que significó eso... Venir más amenudo no mejoraría esto, es más, probablemente lo empeoraria. Me gustan las situaciones cuando puedo controlarlas y sinceramente esto es tan fácil de manejar que no consigo ser capaz de hacerlo.

Ahora el problema es mayor, por fin tienes mi número y yo tengo el tuyo.


domingo, 1 de julio de 2012

De espirales que no llevan a ningún sitio...

Habéis sentido alguna vez esa sensación de estar viendo a alguien que no os conviene? De sentir que estáis a punto de embarcaros en una espiral que no lleva a ningún sitio? De sentir que estáis cogiendo un rumbo que no os lleva a sitio alguno? 

Habéis sentido alguna vez esa sensación de volver a casa después de todo y decir, no debo volver a hacerlo, no puede volver a pasar, no quiero que vuelva a pasar? Esa sensación de saber donde quieres poner el límite? Si, esa sensación... Que sin embargo cambia completamente cuando le vuelves a ver, y no es que suceda como en la película "Jerry Mcguire" que te gane con un hola (algo que para ser sinceros, no quieres), sino que simplemente notas que existe.

Esa sensación es la que vengo sintiendo, la primera vez me prometí que no pasaría una segunda, que era consciente que esto no lleva a ningún lado, ni quieres que lleve a ningún lado, y sin embargo, la segunda vez cuando le ves, no puedes evitarlo; y no es que te dejes engañar cuando te dice "Pensé que no querías saber nada más de mi... Estaba dispuesto a plantarte cara y preguntar que es lo que había pasado (cuando en realidad es nada lo que ha pasado)". Y tienes esa sensación de que inevitablemente sabes que pasará una tercera vez y también una cuarta... y que seguramente esto se convierta en una espiral.

Una  vez escuche que eso de que dejarse llevar sonaba tan bien... y inevitablemente es eso lo que pasa, que dejarse llevar suena demasiado bien, que dejarse llevar es lo que necesitas en este momento... Y que dejarse llevar es algo que, en definitiva, te hace sentir viva, te hace sentir emociones.

Habéis sentido alguna vez que estáis a punto de embarcaros en una espiral que no os llevará a sitio alguno? Yo, inevitablemente, estoy volviendo a sentir esa sensación. Y recuerdo, que si estamos aquí, es porque yo, me he dejado engañar... 

martes, 1 de mayo de 2012

Scotty McCreery - The Trouble With Girls






Tomaros cinco minutos, porque esta voz realmente merece ser escuchada. Os enamorará como lo hizo conmigo.

martes, 13 de marzo de 2012

De odiarte... hasta cuando me miras y no dices nada

Te odio... es inevitable, y no te pediré perdón por ello, ni te daré las gracias por aparecer en mi vida hace un tiempo. Te odio, y me gustaría no hacerlo, porque eso sería una señal, una buena señal... Sería que eres completamente indiferente y puedo verte sin que me tiemblen las piernas. Que puedo verte sin querer darte un beso.

Te odio, sobretodo cuando corro peligro a tu lado, sobretodo cuando dices esas cosas que nunca debiste decir, y al día siguiente lo olvidas todo como si nada. Lo olvido como si nada... Aunque a los cinco minutos vuelva todo a mi cabeza y parezca más confuso que la noche anterior cuando mis dos copas de más le daban sentido a tus palabras. Tus palabras y mis copas. Tus sentidos y mis razonamientos.

Te odio, porque somos incompatibles. Te odio porque estamos donde debemos de estar. Te odio por tus miradas sin palabras. Te odio hasta cuando me miras y no dices nada.

lunes, 2 de enero de 2012

De cosas que nunca debiste decirme...

De todas esas cosas, de cuando te viene la inspiración y decides ponerte serio y decirme todas esas cosas que no deberías decir... decirme...nunca. De esas cosas que se guardan en un rincón y que al recordarlas, duelen,y hacen daño. De esas cosas que debería prohibirte. De no saber que es, si es un juego, o si es algo más.

Debería prohibirte decirme que soy especial, o que te importo. Que me quieres seguir viendo o que quieres seguir manteniendo el contacto conmigo. Debería prohibirte que me mires a los ojos como lo haces, hablando todo el tiempo, o bien prohibirte que me des un abrazo. Debería decirte que no quiero volver a verte, que hacerlo me duele, que hacerlo me hace sentir pequeña. Que hacerlo es seguir un juego que no tengo ganas de seguir.

Debería prohibirte que me rodees con tus brazos por mi cintura y que me atraigas hacia ti. Debería prohibirtelo, sabiendo que te soy indiferente.

Debería pedirte que me olvides, que no me mires, que no me hables con la mirada... Pero no quiero, en el fondo, quiero que me sigas mirando, que me sigas hablando con la mirada, y que me sigas pidiendo abrazos. Aunque eso signifique que algo, inevitablmente, se rompe.

De esas cosas que nunca debiste decirme, y que yo, sin embargo, permití que dijeras.